Una obra de amor que ha durado más de 40 años en dar sus frutos… Así podemos definir el trabajo de toda una vida de don Víctor y doña Alina.
Literalmente compraron una finca de potreros ganaderos y con todo el esfuerzo, perseverancia y convicción de las que han sido capaces, hoy habitan un verdadero edén.
No solo necesitaron la visión y el trabajo tenaz de varias décadas, sino que, la verdad, demostraron un desprendimiento admirable por todo lo que era fácil e inmediato, pues toda la vida han estado reinvirtiendo el fruto de su trabajo en este que ha sido el sueño compartido de toda una vida.
El lugar es definitivamente encantador. La naturaleza y el visitante se funden en uno. Las preocupaciones quedaron atrás, y la necesidad de pensar en la conservación de todo el planeta se apodera de uno. Así de abrumadora es la experiencia de conocer esta finca ecológica.
Si desea salir de Managua y visitar un lugar nuevo, verde, refrescante, les recomendamos El Buen Pastor, donde conocerán un matrimonio que, luego de hacer sus sueños una realidad, al final lograron fundirse con la naturaleza.